Los lusitanos despejan entonces las rutas marítimas a otros europeos, en particular holandeses, ingleses y franceses. Estos llegan también a India, Japón, China, resto de Asia y Oceanía. La competencia colonial es dura y los recién llegados acaban, a la larga, con el dominio portugués en esos extensos territorios, cuyo poderío en Asia –a excepción de las Filipinas española– se extiende hasta finales del siglo XVI.
Los holandeses inician la primera expedición en 1595. En 1598, 22 barcos zarpan de Holanda rumbo al Este, regresando algunos de ellos un año después cargados de especias, principalmente de la apreciada pimienta indonesia, con la cual inundan los mercados europeos. Tenían capacidad económica, administrativa y técnica, pues sus barcos fueron por casi un siglo los más veloces, tanto que hicieron del XVII un siglo holandés.
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