Lo prehispánico en las fiestas tradicionales
Las fiestas religiosas de nuestro calendario popular contienen en su música, letras, instrumentos, coreografía, vestuario y sentido elementos indígenas. Las Turas y el Maremare ofrecen rasgos de claro origen prehispánico. Algunas músicas autóctonas merideñas, y de otras zonas criollas del país, como la de la Bajada de los Reyes en San Miguel de Boconó, son de origen precolombino, así como algunos elementos de nuestras danzas y bailes populares.
Deidades y héroes culturales prehispánicos sobreviven, transfigurados, en casi todas las expresiones dancísticas y creencias del pueblo venezolano. Tal es el caso de la fiesta del Espuntón o Parranda de los Caribes, en Caigua, Anzoátegui; el Baile del Mono, en Caicara de Maturín, Monagas, y el Espuntón de Pueblo Nuevo, Mérida. La fiesta de San Isidro Labrador, en nuestros Andes, es celebrada en vinculación directa con las labores agrícolas, así como la Bajada del Ches.
La Candelaria, fin del ciclo de Navidad, es celebrada en varios lugares del país y algunos de sus elementos tienen evidente connotación indígena, sobre todo en lo que se refiere a la reproducción coreográfica de labores agrícolas. Igual ocurre con la fiesta de San Benito, particularmente en las regiones andinas, y algunas de Locos y Locainas, en cuyo vestuario y adornos corporales se recuerdan posibles influencias indígenas, lo que parece reafirmarse con el porte de arcos y flechas. Principalmente en el oriente del país se montan diversiones en cuyos nombres y coreografía y en algunos de sus aditamentos, es indudable el aporte indígena. Han sido consagradas como diversiones orientales El Sebucán o Baile de Cintas, El Carite, El Chiriguare, El Pájaro Guarandol o El Baile de la Culebra. Y en La Victoria, estado Aragua, el Baile de La Llora, recuerda costumbres funerarias prehispánicas.
Lo indígena en nuestra habla
Una de las formas de permanencia del mundo indígena entre nosotros resulta casi imperceptible porque está en las palabras que usamos a diario. La nomenclatura geohistórica está llena de nombres indígenas. Desde términos puros, como Cumarebo, Paraguaná, Curimagua, Cumaná, Píritu, Aragua, Maracay, Mucuchíes, Mucuchachí, Guanape, Chejendé, hasta los resultantes de la mezcla indohispana, como Santa María de Ipire, Nueva Segovia de Barquisimeto, Santiago de León de Caracas o Espíritu Santo de Guanaguanare.
Lo mismo ocurre con la toponimia de árboles y vegetales, como la macanilla,
Vigencia de una arquitectura
Entre las más ricas expresiones de las culturas indígenas venezolanas se encuentra su arquitectura. En ella destacan dos vertientes: la arquitectura de agua y la de selva. A la primera, la de agua, corresponden las viviendas palafíticas que todavía se encuentran en las riberas del lago de Maracaibo y de la laguna de Sinamaica, territorios del pueblo wayúu, y en el Delta del Orinoco, hábitat del pueblo guarao. Según cuentan los cronistas, al contemplar por primera vez estas viviendas anfibias en el lago de Maracaibo, Américo Vespucio llamo al lugar Pequeña Venecia, de donde se supone derivó el nombre de Venezuela.
A la segunda, la arquitectura de selva, corresponde la churuata, una deslumbrante vivienda colectiva propia originalmente de los pueblos panare y piaroa, ubicados al sur del Orinoco. Con el transcurrir del tiempo, y con particular fuerza en las dos últimas décadas del siglo XX, la churuata es cada vez más apreciada por los venezolanos y su presencia se ha ido difundiendo a todo lo largo y ancho del país, ya como elemento atractivo en restaurantes y otros centros de esparcimiento, ya como espacio complementario en casas modernas e, incluso, con adaptaciones al confort contemporáneo como vivienda común y normal en zonas urbanas y rurales.
Tres elementos la han convertido en tan apreciado objeto. La belleza, armonía y perfección de sus formas coronada por una punta cónica en la que culmina el techo y destaca sobre la vivienda. La tranquilidad, bienestar y sosiego que genera la armazón de postes de maderas y círculos concéntricos interiores, sobre los que se colocan los delgados haces de palma que conforman la capa impermeable del techo.
Y, por último, algo muy valorado en los climas cálidos, su eficiente principio de ventilación que la hace una morada permanentemente fresca sin que importen los rigores del clima en su exterior.
yea :-)
ResponderEliminarJajsjsJa
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ResponderEliminarBueno el tenga miedo de morir q no nazca
Eliminarcorrecto+
Eliminar¿Cómo se hace para no nacer? Me lo hubieran dicho antes
Eliminargrasias me sirvio (o) :pag
ResponderEliminar:d h
ResponderEliminarDe nada
ResponderEliminargracis
ResponderEliminar:3
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ResponderEliminarPresente**
ResponderEliminarEsta buena la información, gracias.
ResponderEliminarGracias me ayudo un montón🤗
ResponderEliminarexelente informacion
ResponderEliminarBuena información, como sugerencia antes de publicar, control de redacción y de calidad. Éxitos.
ResponderEliminarRedacción encantable
Eliminarbusco dúo en free fire escríbanme al Facebook aparezco como yona Osorio con puntos arriba de el nombre escriban los espero
ResponderEliminarno entendi nd
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